Cómo decirnos adiós sin lastimarnos

Nadie te enseña a despedirte de alguien que amaste.
A cerrar la puerta SIN AZOTARLA.
A reconocer que tu pareja fue tu casa y aceptar que hoy ya no es tu lugar.

Cuando una relación llega a su fin, no solo se rompe un vínculo, se rompe también una rutina, una historia, una idea de futuro. Y todo eso genera dolor, ese que no pregunta si estás lista o listo, solo llega y se instala.

Pero hay una diferencia entre VIVIR un duelo y QUEDARSE A VIVIR en él.
Entre SENTIR el dolor y dejar que el dolor te DIRIJA.
Porque lo que muchas veces te convierte en tu peor versión no es el divorcio… es la forma en la que lo transitas.

Te han dicho que hay que “ser fuertes”, que “no pasa nada”, o que “si ya decidiste, no mires atrás”.
Pero la verdad es que sí pasa, y mucho.
Y negarlo no te hace fuerte; solo te aleja de la posibilidad de sanar con dignidad.

Separarse no tiene que ser una guerra, porque de una guerra NADIE sale ileso.
No necesitas destruir lo que existió para justificar que se terminó.
Puedes mirar atrás sin rencor, agradecer lo que sí funcionó y reconocer que, aunque algo cambió, no todo se perdió.

No se trata de borrar la historia, sino de escribir el cierre con la misma CONCIENCIA con la que alguna vez dijiste “sí acepto”.

Habrá días en los que el enojo querrá ganarte, días en los que sentirás que todo tu esfuerzo fue en vano, días en los que querrás culpar, o demostrar que tu dolor es más grande que el del otro.
Pero ahí es donde se juega la verdadera fortaleza: en no dejar que el dolor decida por ti.

Puedes atravesar la tristeza sin convertirla en venganza.
Puedes sentir el vacío sin llenarlo de reproches.
Puedes cerrar la historia sin romper la paz.

Hay decisiones que transforman tu historia, y esta, sin duda, es una de ellas. 

Separarte con conciencia no te librará del dolor, pero sí del daño innecesario. Porque cuando eliges una despedida en calma, lo que dejas no son heridas, sino aprendizajes. 

Cierras un capítulo en tu vida, y la forma en la que hagas ese cierre será la que marque tu nuevo comienzo... ¿desgaste o armonía?